Kevin Annett fue un
reverendo cristiano canadiense totalmente dedicado a su fe, hasta que un día,
al entrar en contacto debido a su trabajo con los nativos, pudo observar mucha
desconfianza por parte de ellos hacia las instituciones religiosas y
gubernamentales. Al investigar la causa de esa desconfianza, descubrió que las
antiguas escuelas residenciales para niños nativos de Canadá tenían mucho que
ver, en donde tenían lugar crímenes muy parecidos al de los campos de
concentración nazis.
Un dato curioso es que
la orden de los jesuitas (una de las sociedades más importantes e influyentes
de los Illuminati) establecieron las escuelas residenciales indígenas en los
EEUU y Canadá entre los años 1880 y 1890. Después, los gobiernos de ambos
países y ambas iglesias (la católica y la protestante) adoptaron el modelo de
esas escuelas. Según Annett, todas las iglesias protestantes siguieron el
ejemplo del Vaticano, incluyendo la forma en que trataron a los indígenas y la
forma en que los asesinaron. Los misioneros habían estado operando durante
mucho tiempo en Canadá, con lo cual el gobierno autorizó las escuelas
residenciales en la década de 1890, y se prolongó durante casi un siglo, el
último se cerró en el año 1996. Probablemente
la mitad de los niños murieron en esos lugares, más de 50.000 niños
nunca regresaron y 150.000 sufrieron abusos.
Los
illuminati se encargaron de desaparecer las culturas y lenguas de los pueblos
del mundo mediante su “occidentalización”, para imponer así su Nuevo Orden
Mundial en el futuro. Además, cabe recordar que ellos se alimentan de la
energía proveniente del sufrimiento de los pobres niños mediante rituales y
sacrificios. También tenemos lo de provocar traumas muy fuertes para romper en
pedazos la personalidad del niño y convertirlo en un futuro esclavo mental de
la élite (experimento MK ultra). Vemos que todo está relacionado.
Esas escuelas
arrancaban a los niños de sus hogares para luego, una vez allí, hacerlos sufrir
de hambre, utilizarlos como esclavos para trabajar, infectarles deliberadamente
con tuberculosis y utilizarlos para hacer experimentos con medicinas, además de
que el abuso sexual y el tráfico de niños eran constantes.
Kevin trabajó mucho con
los testigos y supervivientes de esos crímenes, luego empezó a investigar el
negocio que tenía la Iglesia en Canadá con las tierras, que se las vendían a
grandes empresas, como las madereras. Todos esos descubrimientos hicieron que
Kevin fuese expulsado de la Iglesia Unida de Canadá en 1997 y fuera amenazado
con que nunca iba a volver a trabajar en su país. Por lo tanto se dio cuenta
que la Iglesia es un poder en sí mismo y no es responsable ante los tribunales
internos.
Este ex-reverendo
advierte que las personas deben atacar y desvincularse de esas instituciones
que se llaman “Iglesia” y dejar de darles dinero. Sin embargo esto no es todo,
los gobiernos, junto con la policía, son cómplices también de ese genocidio.
Podemos ver que el caso de Kevin es muy parecido al caso de los orfanatos
católicos en Irlanda. Se trata de niños violados sistemáticamente durante
siglos por esas instituciones, y se sabe que en los cementerios de las áreas
cercanas a estas escuelas en todo EEUU, Canadá e Irlanda existen fosas comunes.
Kevin
Annett mostrando huesos de niños encontrados en las fosas comunes, cerca de las
escuelas residenciales para niños indígenas de Canadá.
Actualmente, Annett es
el secretario encargado del Tribunal Internacional de Crímenes de la Iglesia y
el Estado. El 7 de febrero de 2014, en la ciudad de Nueva York y en frente del
consulado canadiense, Annett denunció que las Naciones Unidas se hacen los
inofensivos y son poco exigentes ante la tortura y violación de niños por parte
de la Iglesia Católica Romana, que no han hecho nada para detener esos crímenes
y que el Vaticano es en realidad una organización criminal transnacional.
Annett explicó que la
conspiración criminal de ayudar a los violadores de niños fue ampliada por el
Vaticano en el 2010, al estrechar lazos con la reina Isabel II y la Iglesia de
Inglaterra para los mismos propósitos. En estas acciones también se encuentra
implicado el actual papa Francisco. La organización de Annett reveló que el 16
de septiembre de 2010, el Vaticano y la corona de Inglaterra, a través de sus
principales oficiales, entraron en una conspiración criminal formal para
traficar niños, además de ayudar y encubrir a los violadores de los niños en
todo el mundo. Esa conspiración ocurrió entre la reina Isabel II y Joseph
Ratzinger en el castillo de Holyrood, en Edimburgo, donde la condición y
acuerdo a la que llegaron fue la fusión de la Iglesia de Inglaterra y la
Iglesia de Roma. Es más, la reina accedió a colocar a todos los anglicanos bajo
la notoria ley católica conocida como Crimen Sollicitationis. Esta ley sirve
para que toda violación de un niño sea encubierta dentro de los límites de la
iglesia, obstruyendo así la justicia y las leyes soberanas de todos los países
del mundo en cuanto a la protección de los niños.
Pero Annett no acaba
aquí, acusa también al actual papa Francisco, Jorge Bergoglio, de no sólo
ocultar esa conspiración de las dos iglesias, sino que ha sido recientemente
acusado por un testigo clave de organizar el tráfico de niños de los presos
políticos en la Argentina durante la dictadura militar de los años setenta.
Annett y su
organización actualmente solicitan demandas en los tribunales internacionales,
cuyos demandados son el actual papa Bergoglio, las organizaciones de la ciudad
de Londres y la corona de Inglaterra, así como el Vaticano y la Orden de los
Jesuitas.
Annet también denuncia
que le podrían adjudicar cargos de traición (debido a su pasado como reverendo)
por parte de la monarquía británica. Sus colaboradores más cercanos en
Inglaterra y Canadá, fueron recientemente arrestados y detenidos, sin cargo
alguno y sancionados por Isabel II de Windsor, por haber difundido la
información sobre crímenes cometidos a diario en contra de los niños por parte
de la corona británica, el Vaticano y las cortes. Para Annett, la corona y el
Vaticano han perdido su autoridad moral y legal debido a que son criminales.
Pero esto no acaba
aquí, en febrero de 2011, el Tribunal Internacional de Crímenes de la Iglesia y
Estado citó al primer ministro de Canadá y al papa para comparecer ante ese
tribunal y que respondieran a las acusaciones de genocidio contra el pueblo
originario de Canadá. La cita fue para la sesión de septiembre de 2011 en
Londres. Pero no se sabía la otra sorpresa, que la reina de Inglaterra iba a
ser citada a responder por el rapto de diez niños nativos de Canadá, el testigo
que acusó a la reina, William Combes, abriría la sesión del tribunal en
septiembre, pero resultó que el testigo falleció “misteriosamente”.
William
Combes aseguró haber visto a la reina de Inglaterra y a su esposo secuestrar a
diez de sus compañeros de la escuela residencial de Kamloops en octubre de
1964. Murió repentinamente en el hospital católico San Paul de Vancouver justo
después de haber sido solicitado por el tribunal de Kevin y sus amigos para que
abriera la sesión de septiembre como testigo.
Kevin Annett aseguró
que vio a Combes diez días antes de salir a Londres, estaba de buen humor y con
un estado de salud perfecto. Mae, la compañera de William, también aseguró que
lo vio con muy buena salud, pero recientemente se le asignó un nuevo médico de
cabecera, quien le recomendó hacerse algunos análisis. William entró en el
hospital para hacerse esos análisis y casi inmediatamente después su salud
comenzó a deteriorarse hasta morir repentinamente. Todavía no se sabe cuáles
fueron las causas de su muerte. William Combes fue el único sobreviviente de un
grupo de niños nativos que fueron testigos del rapto de diez de sus compañeros
durante la visita de la realeza inglesa a su escuela en Kamloops. El hecho
ocurrió a mediados de octubre de 1964 cuando la reina Isabel II y el príncipe
Philip visitaron Canadá.
“Separaron a esos diez niños y después no los
vimos nunca más” había declarado William en muchas de sus declaraciones
públicas que hizo en la radio Co-op de Vancouver. También lo hizo por escrito
en una declaración firmada bajo testigos, el 3 de febrero de 2010, aquí un
extracto:
Yo,
el Espíritu Interior de la Danza Salish (el nombre nativo de William) tengo 58
años de edad y vivo en Vancouver, Canadá.
Soy
un sobreviviente de la escuela residencial para aborígenes de Kamloops,
administrada por la Iglesia Católica. Allí, he sufrido terribles torturas,
especialmente de la mano del sacerdote Murphy, quien por los menos, a mi saber,
asesinó a dos niños. Yo vi como lanzó a la muerte a un niño, arrojándolo desde
el balcón de un tercer piso. A mí me puso en una cremallera de tortura y me
quebró varios huesos después de que en una ocasión intentara fugarme. Una
noche, también lo vi enterrando a un niño en la huerta de la escuela junto con
otro sacerdote.
En
octubre de 1964, cuando tenía 12 años y estaba prisionero en la escuela
residencial de Kamloops, recibimos la visita de la reina de Inglaterra y del
príncipe Philip. Recuerdo que fue un poco extraño, por que vinieron solos, sin
fanfarria ni nada. Pero los reconocí, y el rector de la escuela nos dijo que
era la reina; y tal vez fue por eso que después de meses, todos recibimos ropa
nueva y buena comida el día antes que ellos llegaran.
El
día de la visita de la reina, yo formaba parte del grupo de niños que fueron a
un picnic con ella y su marido, y algunos de los curas. Fuimos al prado del
riachuelo. Recuerdo que fue algo muy raro, todos teníamos que agacharnos y
besar sus pies, unas botas con cordones blancos.
Después
de un rato, vi como la reina se retiraba del picnic con diez niños de la
escuela, y esos niños nunca regresaron. Nunca más llegamos a saber qué pasó con
ellos, nunca más los volvimos a ver ni siquiera años más tarde, siendo adultos.
Y eran todos de la zona, pero simplemente, todos desaparecieron.
El
grupo que desapareció era de siete niños y tres chicas, en edades entre seis y
catorce años. Todos eran parte de un grupo de niños inteligentes, despiertos,
que había en la escuela. Dos de los niños eran hermanos y eran Mestizos de
Quesnel, sus apellidos eran Arnuse o Arnold. De los otros no me acuerdo mucho,
tal vez el nombre de un chica, Cecilia, y también había un Edward. Quien anotó
y fue testigo de todo esto es mi amigo George Adolph, que tenía once años en
aquel entonces y también estaba internado allí. Pero lamentablemente ahora está
muerto.
Kevin Annett se mostró
disgustado y apenado por la misteriosa muerte de William Combes. Además, dijo
que la muerte de William fue parte de un juego sucio y que su muerte fue
orquestada por aquellos que iban a ser afectados si él declaraba ser testigo
del secuestro de niños y de los asesinatos y torturas en las escuelas
residenciales para aborígenes.
Aquí
vemos a la reina Isabel II con Anthony Blunt. Este señor luego fue responsable
de una red de pederastia que incluía un montón de gente conocida.
En
esta foto vemos a Isabel II y a la enfermera jefe del hospital King Edward VII
de Londres, en marzo de 2013. Podemos ver por el cinturón que no es una
enfermera común y corriente...
0 comentarios:
Publicar un comentario